El monstruo del río que inquieta a Sevilla: "En un día sacas 30 de este tamaño"
El siluro puede alcanzar los dos metros de longitud y devorar peces autóctonos, aves, anfibios y hasta pequeños mamíferos
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Sevilla se ha convertido en epicentro del siluro, un depredador que amenaza el equilibrio ecológico del río Guadalquivir. Así lo demuestra la publicación en TikTok del usuario @mauro_pescas, quien compartió una fotografía de una cría de uno de los ejemplares capturados con un mensaje contundente: "Sabes que la cosa va a ponerse seria en un tiempo cuando en un día sacas 30 de este tamaño".
La imagen, que acumuló cientos de comentarios, revela que las capturas se realizaron en la dársena del Guadalquivir, un punto que otros pescadores ya han identificado como un foco de proliferación de esta especie invasora. "Es lo que está picando debajo del puente de las Delicias", confirmó otro usuario en la red social.
Una amenaza ecológica
El siluro (Silurus glanis), originario de Europa del Este, está considerado uno de los peces más destructivos en aguas continentales. Su presencia en cuencas como la del Ebro, el Tajo y el Guadalquivir ha generado un desequilibrio en los ecosistemas locales.
Con un tamaño que puede superar los dos metros y los 100 kilos, este gigante acuático devora peces autóctonos, aves, anfibios y hasta pequeños mamíferos.
Además de su dieta indiscriminada, su aspecto ha contribuido a su fama: sin escamas, recubierto de una viscosa capa mucosa y con largos barbillones que le valen el apodo de "pez-gato".
En 2018, un caso extremo conmocionó a Cáceres: un siluro devoró un fox terrier en el río Tiétar. Su dieta omnívora y su capacidad para cazar presas en movimiento, como palomas en vuelo, lo convierten en un peligro para especies en peligro de extinción, como el sábalo común.
Sevilla, en el punto de mira
En 2021, el siluro fue detectado por primera vez en Alcalá del Río (Sevilla), a solo 80 kilómetros de la desembocadura del Guadalquivir. Desde entonces, su expansión ha sido imparable, amenazando incluso el entorno de Doñana y proyectos de recuperación de especies como la cerceta pardilla.
Las administraciones permiten —y fomentan— su pesca como único método de control, ya que está incluido en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, que prohíbe su liberación o comercialización. Sin embargo, la velocidad de su propagación preocupa a expertos y pescadores, que ven en el Guadalquivir un nuevo frente abierto en la batalla contra este coloso depredador.
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