14 años después regresa el frito variado de muertes
DESTINO FINAL. LAZOS DE SANGRE | CRÍTICA

La ficha
*** 'Destino final. Lazos de sangre'. Terror. Estados Unidos. 2025. 110 min. Dirección: Zach Lipovsky, Adam B. Stein. Guion: Guy Busick, Lori Evans Taylor. Historia: Jon Watts, Guy Busick, Lori Evans Taylor. Música: Tim Wynn. Fotografía: Christian Sebaldt. Intérpretes: Kaitlyn Santa Juana, Teo Briones, Richard Harmon, Owen Joyner, Rya Kihlstedt, Anna Lore.
La franquicia Destino final, nacida como un guión de Jeffrey Reddick escrito en principio como un capítulo de Expediente X, convertido en guión cinematográfico por Reddick, Wes Morgan y James Wong (guionistas de la serie televisiva que vieron grandes posibilidades en la idea de la muerte burlada que persigue a sus víctimas hasta alcanzarlas de las formas más imaginativas), y dirigida por este último en su debut como director, tiene larga vida. El éxito de la primera entrega en 2000 propició -además de su explotación en novelas y cómics- las cinco secuelas estrenadas en 2003, 2006, 2009 y 2011, a las que ahora, tras una larga pausa, se suma la sexta.
Se comprende el éxito porque el tema del juego de engaños con la muerte -o de intentos de negociación con ella- tiene una larga tradición en el folclore, la literatura y el cine. En Las tres luces la muerte propone tres retos a la enamorada para recuperar a su amado, en El séptimo sello juega al ajedrez con Max Von Sydow y en Scoop Woody Allen intenta sobornarla. En la franquicia Destino final la muerte es algo así como una eficaz funcionaria de Hacienda empeñada en cobrarse las deudas de vidas que le corresponden cuando llega el momento fijado. Y perseguirá a quienes por las circunstancias que sea la defraudan provocando accidentes domésticos y de todo tipo -cada vez más retorcidos y sangrientos, como si el dolor fuera una multa que hiciera aún más desagradable el tránsito- para lograr que cada cual pague su deuda con ella. Con el plus de que mientras tanto la víctima que se sabe perseguida por tan implacable perseguidora vivirá un infierno. Condición humana, al fin, la de tener esa cita ineludible. En esta franquicia, como en todo relato de terror medianamente consistente, se juega con miedo reales.
En este caso, y de ahí que el título de esta sexta entrega sea Destino final: Lazos de sangre, la muerte se venga de quienes lograron burlarla hace muchos años, con el récord de una superviviente octogenaria, cargando contra sus descendientes. La larga cadena de muertes rebuscadísimas funciona. Es, junto a la inevitabilidad del morir, el gancho de esta serie que nunca ha prescindido del humor negro.
El especialista en terror truculento Zach Lipovsky (Leprechaum: el origen, Dead Rising: Watchtower) y Adam B. Stein, con el que desde 2018 forma pareja artística (Freaks), justifican con lo que se puede calificar como comedia gore el retorno de la franquicia 14 años después de la última entrega. Alguna novedad, como el extenso prólogo con aroma de película de catástrofes o la forma de pagar la deuda con la muerte robándole la vida a otro, se suma a lo que se espera de esta película: las más variadas y extravagantes formas de morir. Deuda saldada con los seguidores que, de seguro, agradecerán este retorno.
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