'El andaluz a debate' en la Facultad de Filología de la US
Participaron los profesores de Lengua Española y Lingüística de la US, Juan Pablo Mora Gutiérrez (moderador), Antonio Benítez Burraco, Juana Santana Marrero y María Méndez Orense, y el alumno Lorenzo Calle López (4º curso)
Por qué se habla así en Andalucía y de dónde viene nuestro dialecto

La Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla ha celebrado una mesa redonda sobre el andaluz en el marco de las actividades culturales promovidas por el decanato. Con el título El andaluz, a debate tuvo lugar el pasado martes 22 de abril.
Participaron en la mesa redonda profesorado y alumnado del Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura. Por parte de los profesores, dos docentes del área de Lingüística General, Juan Pablo Mora Gutiérrez, quien coordinó la mesa y actuó como moderador, y Antonio Benítez Burraco, responsable del grupo de investigación Biolingüística; otros dos docentes del área de Lengua Española, Juana Santana Marrero, responsable del grupo de investigación Sociolingüística Andaluza: Estudio Sociolingüístico del Habla de Sevilla, y María Méndez Orense, miembro del grupo de investigación El español hablado en Andalucía y docente de la asignatura El andaluz: historia y situación actual , y el alumno, Lorenzo Calle López, que cursa cuarto curso del grado en Filología Hispánica.
Estos son los temas que se expusieron en el debate:
Juana Santana Marrero:
En su intervención contrastó algunas opiniones sobre el andaluz (los llamados mitos o estereotipos sobre el habla andaluza) con los datos que han obtenido a partir de los estudios de creencias y actitudes lingüísticas en el entorno del Proyecto para el Estudio de las Creencias y Actitudes hacia las Variedades del Español en el Siglo XXI (PRECAVES XXI), diseñado y coordinado por Ana María Cestero y Florentino Paredes (http://www.variedadesdelespanol.es/).
Los resultados de estos estudios indican que los sevillanos encuestados, aunque por lo general percibieron de manera positiva su variedad propia, la andaluza, también se hacían eco de algunos estereotipos sobre sus usos lingüísticos. Esto se detecta especialmente cuando contrastamos la valoración que hicieron de su vernáculo con la opinión que les generó la variedad castellana, que mayoritariamente identificaron con el modelo de prestigio idiomático del español. Concretamente, consideraron que el andaluz representa una forma de hablar menos urbana, menos clara y más divertida que la norma septentrional, al tiempo que les atribuyeron mayor estatus socioeconómico y cultural a los hablantes del área centro-norteña.
María Méndez Orense:
Como parte del grupo de investigación El español hablado en Andalucía (https://grupo.us.es/grupoeha/), presentó los resultados de un estudio sobre entrevistas del espacio radiofónico SER Andaluces (Cadena SER) llevado a cabo en colaboración con Araceli López Serena (y que está pendiente de publicarse). Una de las conclusiones es que existe cierta “contradicción performativa” que se da en el discurso epilingüístico de algunas personalidades reconocidas de Andalucía entre las ideas que defienden y su comportamiento lingüístico real. Es decir, se defiende (en ocasiones) el mantenimiento de los rasgos dialectales en todas las situaciones comunicativas, pero a la hora de elocutar el mensaje, los mismos entrevistados evitan utilizar ciertas variantes fonéticas y tienden a “estandarizar” su propia pronunciación. Lo conectó con la tensión entre etnos (perspectiva romántica) y demos (perspectiva utilitarista y adaptativa) que el lingüista Patrick Sériot (1997) aplicó a la construcción discursiva de la identidad colectiva.
Lorenzo Calle López:
En su intervención, exploró las actitudes hacia el andaluz en el Carnaval de Cádiz, basándose en las letras de 40 coplas, y también estudió los comentarios de redes sociales que hacen referencia a las coplas de las que se abren en ocasiones debates muy interesantes. "Además de cuestiones esperables como el orgullo por la identidad cultural propia, hay una tensión entre la identificación como propios de algunos rasgos que se diferencian de la identidad castellana considerada ajena, y a la vez la crítica a quienes se alejan de este ideal ‘hablar andaluz’, algo que nos conecta claramente con la idea de la deslealtad lingüística". También hizo un acercamiento a la investigación que ha realizado sobre el uso histórico de ‘fisno(lis)’" y su relación con la aspiración de la /-s/ en el contexto andaluz. Finalmente, concluyó la presentación resaltando la necesidad de investigar y difundir estos temas para superar prejuicios y valorar la diversidad de las hablas andaluzas y las actitudes lingüísticas.
Antonio Benítez Burraco:
Desde una perspectiva estrictamente lingüística, defendió que el estudio del andaluz contribuye a entender mejor los parámetros en los que las lenguas humanas divergen, así como los factores sociales y políticos que promueven dicha variación. Tradicionalmente, la lingüística se ha centrado en el análisis de la variedad culta y estandarizada (y a menudo, escrita) de unas pocas lenguas culturalmente preeminentes. Pero es posible que las conclusiones acerca de la naturaleza del lenguaje estén sesgados por el hecho de haber ignorado, en buena medida, otras variedades, más próximas, de hecho, a la experiencia que las personas tienen en su día a día del lenguaje, en concreto, las variedades vernáculas usadas en las interacciones informales.
Al mismo tiempo, el estudio del andaluz en su contexto cultural (y en concreto, el modo en que refleja aspectos destacados de la cultura andaluza) debería servirnos para reflexionar acerca de las complejas relaciones que existen entre pensamiento, lenguaje, lengua y cultura.Lejos de las ideas defendidas por los promotores de la mayoría de las políticas lingüísticas actuales (como el lenguaje inclusivo), defiende que la lengua es, en esencia, un reflejo de la sociedad que la habla y no una herramienta transformadora de los valores de dicha sociedad. Considera que, en otras palabras, "es más eficaz cambiar la sociedad y dejar que la lengua refleje tales cambios, que cambiar la lengua esperando (ingenuamente) que estos cambios transformen la sociedad".
Afirma que no debemos ignorar, por último, los factores extralingüísticos que otorgan el estatus de lengua o de dialecto (como sería el andaluz) a una variedad lingüística. Salvo en el caso del vasco, el resto de variedades peninsulares son mutuamente inteligibles y no son, por tanto, lenguas diferentes. En un contexto como el español, en el que la posesión de una lengua propia proporciona un trato político diferencial, es perfectamente legítimo defender la creación de un estándar andaluz y reivindicar para él el estatus de lengua (y los privilegios económicos y políticos que comporta). Personalmente, le parece mucho más razonable una situación de diglosia, en la que el español se emplee en los contextos más públicos y las restantes variedades se usen en los ámbitos más privados. Lejos de ser un instrumento coercitivo, un estándar común es una herramienta vertebradora de un estado y en el caso del español, permite además una comunicación y un intercambio cultural fluidos con muchos otros países.
Juan Pablo Mora Gutiérrez
Actuó como moderador, con un papel neutral en el debate. Sin embargo, a posteriori señaló que no está de acuerdo con varias de las ideas que expuso su colega de área Antonio Benítez Burraco. Según Mora, la lengua no solo refleja la sociedad, sino que es la herramienta simbólica más poderosa con la que cuenta el ser humano y que por tanto sirve para construir y reforzar realidades existentes. "Como saben quienes aspiran a acabar con nuestra democracia y quienes han instaurado las dictaduras más sangrientas en épocas recientes controlar cómo se nombra la realidad ayuda a manipular y controlar a la ciudadanía. Véase como botón de muestra el reciente cambio de Golfo de México por Golfo de América en EEUU. Así pues, el lenguaje inclusivo, lejos de ser algo ingenuo, es una herramienta poderosa que ha contribuido y contribuye al cambio social que se ha producido en nuestra sociedad en las últimas décadas y que algunas fuerzas políticas quieren revertir".
También quiso señalar a posteriori que no está de acuerdo "con que se propugne una estandarización y una escritura del andaluz, no solo porque no haya una demanda social a diferencia de lo que pasó con el euskera, como certeramente señaló en el debate Santiago del Rey Quesada, responsable del grupo de investigación de María Méndez y director de mi departamento, sino sobre todo porque estandarizar la riqueza presente en las variedades de habla andaluza llevaría a prestigiar una variedad sobre otras, con lo que caeríamos en el mismo tipo de discriminación que hemos sufrido tradicionalmente las personas que hablamos en andaluz frente al español que se ha establecido de forma artificial como estándar en el devenir histórico de nuestro país y que claramente ha sido usado como instrumento coercitivo y de poder, como refleja esa discriminación e incluso opresión lingüística hacia las personas que hablamos andaluz y quienes hablan otras lenguas españolas diferentes al castellano, que muy difícilmente se pueden considerar inteligibles entre sí".
El debate está disponible en el canal de YouTube de la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla.
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