
Carmen Pérez
La hipoteca inversa: una opción creciente
Cuando la caminata diaria que aconseja el médico para bien de las constantes vitales más vitales, léase lo de corregir el sobrepeso o paliar los nefastos efectos del colesterol malo en las tuberías del cuerpo, se produce en festivo, el encanto se dispara. Si ya lo tiene en las matinales de invierno, con esas calles semidesiertas con la escasa presencia de alguien que va a misa, las mañanitas del domingo caluroso se convierten en un escenario delicioso. A esa hora en que el sol avanza moroso hacia su punto cenital, las calles sombreadas son especie de veredas umbrías camino de ninguna parte. Sin ir más lejos, ayer era fantástico internarse por las callejas más intrincadas de Triana para sólo tropezarse con excursionistas esperando la partida, alguna persona mayor o gente que, como un servidor, iba de caminata intentando sortear los nefastos efectos del paso de los años. Mañanitas de domingo con ese encanto que mezcla el intimismo con la soledad más deseada.
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