Novilladas de abono en Sevilla: algunos nombres para recordar...
RESUMEN DEL CICLO
El escalafón menor ha mostrado su estado de fondo y forma en este tramo de festejos -de los pocos que se celebran en plazas de primera- que siguen demandando un planteamiento renovado
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Concluye el tramo de las novilladas picadas, nexo o desinencia de ese grueso del abono sevillano que gravita en torno a la Feria de Abril –o mayo- y que en los últimos años se antoja un relleno sin trascendencia ni eco en el que confluyen varios factores. El festejo del pasado jueves -que brindó un nombre a tener en cuenta- cerró este ciclo que sigue adoleciendo de una línea argumental, de algún tipo de hilo competitivo para reforzar su relato por más que haya que agradecer la apuesta de la empresa, programando seis novilladas en unos momentos demasiado complejos para el escalafón menor, salvado in extremis por certámenes subvencionados y la programación de esos encomiables circuitos que suplen lo que antes era tan natural como necesario.
La empresa había optado este año por dotar de carácter de acontecimiento a una de las novilladas, sacándola de la resaca ferial y colocándola el lunes 28 de abril para volver a cerrar la semana de preferia en un largo ciclo continuado de dos semanas ininterrumpidas de festejos. Se trataba de presentar –y despedir- a Marco Pérez de la plaza de la Maestranza antes del fielato madrileño y su alternativa nimeña en un atractivo mano a mano con Javier Zulueta que también entonaba un hasta luego al público sevillano antes de su alternativa, programada para San Miguel.

Las circunstancias iban a determinar que la jornada pasara a la historia por el famoso apagón que retrasó el comienzo de un festejo que quizá no debió celebrarse en aquellas condiciones. Lo hecho, hecho está. El caso es que entre los novillos que se trajo Talavante hubo ejemplares para triunfar y entre los profesionales gustó mucho más la tercera versión de Marco Pérez –pareció tres toreros distintos en sus tres novillos- que los efectismos populacheros con los que cortó la oreja del primero. Su faena asentada al quinto anunció lo que sí puede llegar a ser. Se hizo presente la clase de Zulueta, cercano a pasear las dos orejas de uno de sus novillos.
Concluida la Feria, el serial de novilladas iniciaba su cansina cotidianidad en los dos postreros domingos de mayo. El día 18, sobre el papel, era el cartel más atractivo, encabezado por el cordobés Manuel Román que mostró demasiadas cautelas a las puertas de su alternativa. El peor lote del encierro de Fuente Ymbro iba a caer en manos de Luis Mariscal que no pudo pasar de voluntarioso. Pero el festejo sí sirvió para confirmar las grandes posibilidades del maño Aarón Palacio mostrando atractiva ecuación de solvencia, capacidad y calidad con dos novillos de distinta condición. Es, sin duda, el novillero más destacado del ciclo.
Al siguiente domingo llegaba la final del VI Circuito de Novilladas de Andalucía, encastrada en el abono con un cartel en blanco que acabaron ocupando los aspirantes clasificados para enfrentarse a un manejable encierro de José Luis Pereda. Y si el ganador oficial fue Martín Tirado -gozó del apoyo incondicional del nutrido comando choquero- el toreo de mayor enjundia, con sus altibajos, lo iba a firmar Martín Morilla que llegaba a la cita arrastrando una dura lesión en el pómulo. Cid de María, por su parte, no iba a pasar de pulcro y despegado.

El 12 de junio se iba a estrenar la sesión nocturna y la jornada de jueves con una decepcionante novillada de Fermín Bohórquez a la que Cristiano Torres, el que más y mejor buscó el triunfo, cortó la única oreja del festejo. El Mene, el más esperado, dejó demasiadas dudas por su escaso compromiso. Gustaron las maneras de Uceda Vargas, que no tuvo material.
El día del Corpus, con un calor cósmico, se iba a lidiar un desigual encierro de Murteira Grave con el que volvía a puntuar Martín Morilla, que merece estar en el cuadro de honor. Fue la única luz de un festejo anodino en el que naufragó el cordobés Fuentes Bocanegra y pasó desapercibido Diego Bastos. Este mismo jueves se celebró la última, lidiándose un desigual encierro de Julio de la Puerta que, más allá de la oreja intracendente paseada por Valentín Hoyos, permitió descubrir un nombre a tener en cuenta: el del riojano Fabio Jiménez que sorprendió por una diferenciada personalidad y un elegante empaque.
Necesidad de un nuevo esquema competitivo y mudanza de fechas
Las novilladas picadas incluídas en el abono sevillano adolecen desde hace demasiados años de una ausencia palmaria -salvo contadísimas ocasiones- de triunfos contantes y sonantes. Unas veces se ha achacado al ganado; otras, a la actitud o la aptitud de los actuantes... El caso es que el ciclo sigue demandando algún tipo de revulsivo que podría llegar en modo competición o liguilla. El público también ha cambiado: el ominpresente personal guiri se ha aliado a una creciente e ilusionante presencia de juventud. Pero también cabría explorar nuevas fechas para un serial que se hace largo cuando llega el calor. El prólogo de la feria de San Miguel sería un marco inmejorable para colocar alguno de estos festejos.
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