'La familia de la tele' y su regreso al 'Qué me dices' de 1995

Hace treinta años Telecinco apretó su sobremesa escapando del típico magacín y creando una revista del corazón televisada que tuviera mucho margen para reírse de los famosos. Qué me dices nacía con escepticismo de lo que era ese mundo rosa de las revistas y se convertía en el revés del elegante (y estirado)Corazón, corazón de La 1. La productora de Emilio Aragón, Globomedia, en rampa de lanzamiento, fue la que dio este giro a la ruleta y quitó drama y pose a lo que aún por entonces se conocía por la jet set. También inventaron la persecución como género y contenido en sí mismo. El infortunado Aless Lequio, siendo niño, iba en brazos de su madre cuando los reporteros salían en tromba con los micrófonos.
A la duquesa de Alba, plena de títulos, se le apeó el tratamiento con aquellas cámaras que se introducían en su coche mientras doña Cayetana reaccionaba como si nadie la estuviera viendo.
Todo lo que tenia de divertido Qué me dices lo tenía en el fondo de denigrante en la relación con personas que se habían ganado cierto respeto. No hubo personaje célebre ni artista de este país y un poco más allá que no cayera. Si nos pusieran una cámara en el cogote nuestra imagen no superaría la prueba. No era, ni es, necesario humanizar hasta el extremo a los que veíamos en la tele.
Qué me dices creó escuela rápidamente y otros les imitaron sacudiendo la moviola con las fiestas de la noche anterior. Todo era barato y muy rentable. La involución fue el cadalso de Tómbola y, diez años después la cúspide de Aquí hay tomate. La fusión de ambas tendencias dio una cosa que se llamó Sálvame. En ese punto de partida se encuentra en estos momentos las tremendas sobremesas de La 1 con su actual Qué me dices. Servicio púbico. Peripatetismo por los errores del pasado. Regreso a 1995. La familia de la tele tiene un futuro imperfecto, todavía tiene treinta años por delante, los que lleva ahora de retraso.
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