El 'true crime' del gigante portugués

António Lobo Antunes se introduce, con su estilo inimitable, en las mentes de cinco asesinos en su último libro, 'La última puerta antes de la noche'

El escritor portugués António Lobo Antunes, en una fotografía de 2005.
El escritor portugués António Lobo Antunes, en una fotografía de 2005. / EFE

La ficha

La última puerta antes de la noche. António Lobo Antunes. Traducción de Antonio Sáez Delgado. Random House. Barcelona, 2025. 456 páginas. 24,90 euros.

En la Casa de la Ciencia de Sevilla puede visitarse hasta el mes de junio una curiosísima exposición sobre cerebros, en la que se exponen unas 150 piezas. Entre ellas hay maquetas, reproducciones, experimentos, portadas de libros como el Leviatán de Hobbes y hasta partes de películas de ciencia ficción en las que unos cerebros rebeldes con antenas y ojos atacan a unos humanos. El visitante sale de la muestra con una sensación de conocer lo poco que se sabe a día de hoy de este órgano y de haber hecho un repaso por los estudios históricos del mismo.

No hubiera sobrado en esta exposición un ejemplar firmado del último libro de António Lobo Antunes, el gigante de las letras portuguesas, eterno candidato al premio Nobel, que hace una impresionante inmersión en las mentes de cinco asesinos que cometieron un brutal crimen en Braga a mediados de la década pasada. Sí, es un true crime, un libro inspirado en un suceso real. No tenemos información sobre si Lobo pidió permiso a la familia de la víctima, si en Portugal se generó un debate sobre la conveniencia de publicar una obra como ésta o si hubo boicot en redes sociales como le ocurrió a Luisgé Martín con El odio, el libro que escribió, y de momento se quedó sin publicar, sobre José Bretón.

Polémicas aparte, vayamos a los hechos. Cinco personas, entre ellas dos hermanos abogados, secuestraron delante de su hija a un empresario y lo mataron. Luego, se deshicieron del cuerpo introduciéndolo en un barril lleno de ácido y lo arrojaron a un lago. Ocurrió en la ciudad de Braga en el año 2016. Fue este suceso el que inspiró al maestro portugués para escribir La última puerta antes de la noche, que así se llama el libro que salió en España en abril de 2025, aunque en Portugal vio la luz en el año 2019.

Así que ha habido que esperar seis años, con una pandemia de por medio, para degustar la incursión en la literatura criminal del más grande escritor portugués vivo. Y la espera se hizo larga, pero bien es cierto que estuvo aderezada con otras obras de Lobo Antunes que se publicaron en España en los últimos años, como De la naturaleza de los dioses, Para aquella que está sentada esperándome en la oscuridad y Hasta que las piedras se vuelvan más ligeras que el agua. Todas ellas publicadas en Random House, como toda su obra reciente.

Lobo Antunes ya coqueteó con el género en Mi nombre es Legión, una de sus obras más conocidas del último cuarto de siglo. En ella partía de un atraco cometido por una banda juvenil para retratar al policía que los perseguía, su soledad, su hastío, su vida incompleta, con una genialidad añadida: introducir reflexiones personales del agente en cuestión entre los fríos informes policiales.

En La última puerta antes de la noche, el escritor es fiel a su estilo inconfundible, presidido por el monólogo interior intercalado con frases sueltas que cortan el flujo del pensamiento de cada uno de los protagonistas. Como un cuadro del Greco (ojo, que hay falsificaciones muy buenas) o como un disco de Camarón (a éste es más difícil falsificarle), cualquier lector de Lobo Antunes sabe identificar al autor con sólo leer unas cuantas frases.

Es decir, estamos ante un genio absoluto e inigualable de las letras contemporáneas, que ha acumulado méritos sobrados para obtener el máximo galardón mundial de la literatura, el premio Nobel, al que aspira año tras año viendo cómo pasan por delante suyas autores bastante inferiores. António Lobo Antunes nació en Lisboa en 1942, ya supera los ochenta años, y sería una lástima a la vez que una injusticia que se fuera de este mundo sin tal distinción. Si lo hace, peor para el Nobel y para la Academia sueca, que seguirán perdiendo prestigio.

Pero centrémonos en el libro. La última puerta antes de la noche es la crónica de un crimen al estilo de Lobo Antunes. O sea, que puede resultar algo difícil para alguien que no haya leído nada de él y se enfrente por primera vez a su obra. Digamos que no es una novelita negra de las que llevar a la playa y leerla de un tirón un fin de semana. No pasa nada, hay que seguir, ya llegarán las recompensas. Es una novela extensa, que consta de 25 capítulos, cada uno de ellos narrado por alguno de las cinco personas que participan en el brutal asesinato.

A Lobo le interesan los hechos lo justo, no vamos a asistir a una investigación concienzuda de quién hizo qué y a qué hora y en qué lugar. Para él, el crimen es un mero punto de partida para adentrarse, como buen psiquiatra que es, en la mente de los cinco asesinos. Y ahí van a fluir como un torrente pensamientos de todo tipo, desde el martilleo de la víctima pidiendo que no le hagan nada a su hija hasta las frases autocomplacientes de los asesinos, que se repiten continuamente que sin cuerpo no hay crimen y la Policía no tiene nada contra ellos.

Esto, claro, en mitad de auténticos ríos de ideas que se suceden aparentemente sin orden ni concierto en los cerebros de los verdugos. Y ahí se mezclan la brutalidad del crimen con las partidas de billar de uno de los sicarios, el recuerdo de una infancia difícil de otro, el abandono que un tercero sufrió de su padre, al que la imagen de un paraguas (el que llevaba su padre cuando los dejó a él y a su madre) le evoca algo parecido a las magdalenas de Proust pero en sentido inverso, en negativo, claro. Hay un hermano listo, el que encarga el asesinato, y uno tonto, débil, incapaz. Hay unos asesinos profesionales que creen que han cometido el crimen perfecto, pero que se van poniendo nerviosos a medida que pasan los días y no cobran, todo esto mezclado con recuerdos de infancias casi siempre traumáticas, de relaciones amorosas que no salieron bien y hasta de viejas amistades con la persona a la que ahora han eliminado. Merece destacar la traducción de Antonio Sáez Delgado, que ha tomado el relevo de Mario Merlino, fallecido en 2009.

Ya hemos dicho que Lobo Antunes es psiquiatra de profesión, de ahí que se mueva tan bien en esos rincones oscuros de la mente. No sólo de los criminales, ojo, esos monólogos interiores que parecen inspirados en Faulkner son una constante en su obra. Un buen ejemplo, por si alguien no ha leído nada de este buen señor, es Esplendor de Portugal, la novela con la que retrata la vuelta a la metrópoli de unos hacendados portugueses en Angola. Fue la guerra de Angola, en la que estuvo el escritor, la que marcó buena parte de su personalidad, de su estilo y de su obra.

stats
OSZAR »