Chano Domínguez y su momento de emoción pura

Sucedió cuando Chano Domínguez interpretó al piano la nana que en su día dedicó a su hijo Pablo, fallecido hace pocas fechas. A su final, a la presentadora del programa matinal diario Culturas 2, Tània Sarrias, se le encogió el corazón, y solicitó del artista un abrazo. Cuando invitado y presentadora se fundieron en un apretón enorme la televisión estaba regalándonos uno de esos momentos que no están pagados con dinero.

El gaditano Chano Domínguez, que al día siguiente iba a actuar en el Sónar de Barcelona, ya estaba tocado y al nombrar a su vástago no pudo evitar que unas lágrimas furtivas recorrieran sus mejillas. Después fue Tània la que le confesó que ese momento que acababan de compartir era de los que se guardaba para toda la vida.

Lo mismo pensamos los espectadores que seguíamos desde casa esta escena. Nos guardamos esas emociones como una de las estampas imperecederas de 2025. Pero a medida que nos vamos adentrando en el verano surge una duda, que más que duda es premonición. ¿Quién nos regalará estos momentos de emoción pura cuando nos instalemos en una programación impulsada por el piloto automático?

Ese tipo de parrilla sin alma, realizada con escuadra y cartabón, repleta de reposiciones de documentales en los que no puede haber ni la más remota posibilidad de que broten chispas como la que protagonizaron Chano Domínguez y Tània Sarrias una mañana de junio.

Habrá que aferrarse a lo que se pueda. A las buenas músicas de las madrugadas, o quizá a un evento deportivo, a las hazañas de un atleta en la Copa de Naciones que se celebrará en Madrid o a la proeza de un ciclista que participe en el Tour de Francia. Pese al calor, habrá que permanecer atentos a la pantalla. Por si acaso.