El cardiólogo Aurelio Rojas alerta sobre los anticonceptivos combinados: "Aumentan los factores que forman coágulos y reduce los mecanismos naturales que los controlan"
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Los anticonceptivos combinados triplican el riesgo de trombosis frente a no usarlos
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Los anticonceptivos orales combinados (AOC), que incluyen estrógenos y progestágenos, son ampliamente utilizados por su eficacia en la prevención del embarazo y por sus beneficios adicionales, como la regulación del ciclo menstrual o la reducción del acné. Sin embargo, como todo tratamiento médico, no están exentos de efectos secundarios. Uno de los riesgos más relevantes, aunque poco conocido, es el aumento del riesgo de trombosis venosa profunda (TVP) o embolia pulmonar (EP).
Este tipo de anticonceptivos puede inducir un estado de hipercoagulabilidad. Esto es según publica el cardiólogo Aurelio Rojas en su cuenta de Instagram (@doctorrojas) que favorecen la formación de coágulos sanguíneos ya que "aumentan los factores que forman coágulos y reduce los mecanismos naturales que los controlan". Aunque el riesgo absoluto es bajo, puede incrementarse significativamente si existen factores predisponentes como antecedentes familiares, tabaquismo, sobrepeso o trombofilias hereditarias.
Veamos a continuación cuáles son los riesgos asociados al uso de anticonceptivos orales combinados, cuándo conviene evitarlos, y qué alternativas existen. La información está dirigida especialmente a mujeres jóvenes que desean tomar decisiones informadas sobre su salud anticonceptiva y cardiovascular.
¿Cuál es el riesgo real de trombosis con anticonceptivos combinados?
Uno de los aspectos que más preocupa en relación con los AOC es su relación con eventos trombóticos. Aunque estos casos no son frecuentes, sí se ha comprobado que el uso de anticonceptivos hormonales combinados incrementa el riesgo de trombosis venosa y embolia pulmonar, especialmente en determinadas circunstancias. A esto respecto, el cardiólogo informa de los riesgos de trombosis que existen en grupos de mujeres que toman anticonceptivos combinados. Por ejemplo, en mujeres jóvenes sanas que no utilizan anticonceptivos hormonales, el riesgo de sufrir una trombosis venosa profunda o una embolia pulmonar es bajo: aproximadamente 2 casos por cada 10.000 mujeres al año.
En mujeres que toman anticonceptivos orales combinados, el riesgo aumenta a entre 5 y 12 casos por cada 10.000 mujeres al año, dependiendo del tipo de progestágeno incluido en la fórmula. Por último, durante el embarazo, el riesgo es considerablemente mayor, alcanzando entre 20 y 30 casos por cada 10.000 mujeres al año. Esto significa que los anticonceptivos combinados triplican el riesgo de trombosis frente a no usarlos, aunque el nivel de riesgo sigue siendo inferior al que supone un embarazo. Aun así, es fundamental que cada mujer reciba un asesoramiento médico individualizado, ya que ciertos factores pueden elevar aún más esta probabilidad.
Además, el riesgo no es igual en todos los preparados. De esta forma, combinaciones que incluyen progestágenos como drospirenona, desogestrel o gestodeno presentan una mayor asociación con eventos trombóticos frente a aquellas que contienen levonorgestrel, que se consideran algo más seguras en este aspecto.
¿Cuándo debería evitarse el uso de anticonceptivos orales combinados?
La decisión de utilizar anticonceptivos combinados debe ser siempre individualizada. En determinados perfiles, especialmente en mujeres con factores de riesgo cardiovascular, es preferible evitar el uso de hormonas con estrógenos para prevenir complicaciones potencialmente graves. Existen ciertas condiciones y hábitos que pueden incrementar de forma significativa el riesgo de desarrollar una trombosis, especialmente si se combinan con el uso de anticonceptivos orales combinados. Es fundamental tenerlos en cuenta a la hora de elegir el método anticonceptivo más adecuado.
- Trombofilia hereditaria: como el Factor V Leiden o el déficit de proteínas C o S, que predisponen a una mayor tendencia a la formación de coágulos.
- Antecedentes personales o familiares de trombosis: sobre todo si ocurrieron en edades tempranas o sin una causa clara.
- Tabaquismo: el consumo de tabaco, especialmente a partir de los 35 años, multiplica el riesgo cardiovascular cuando se combina con estrógenos.
- Obesidad: un índice de masa corporal (IMC) elevado constituye un factor de riesgo independiente.
- Inmovilidad prolongada: como en viajes largos en avión, reposos postoperatorios o tras lesiones.
- Cirugía reciente: especialmente cirugías ortopédicas o abdominales.
En estos casos, se recomienda optar por métodos anticonceptivos sin estrógenos y el doctor Aurelio Rojas recomienda algunos como los que se muestran a continuación, ya que ofrecen una anticoncepción eficaz sin aumentar de forma significativa el riesgo de trombosis:
- Minipíldora (solo con progestágenos).
- Implantes subdérmicos.
- Inyecciones trimestrales.
- Dispositivos intrauterinos (DIU) hormonales o de cobre.
Recomendaciones clave
El uso de anticonceptivos hormonales, especialmente los que contienen estrógenos, debe ir siempre acompañado de una evaluación clínica adecuada, educación sanitaria y un control riguroso de los factores de riesgo individuales. Es fundamental que las mujeres con antecedentes personales o familiares de trombosis, trombofilias hereditarias o condiciones que aumenten el riesgo cardiovascular eviten tomar los anticonceptivos orales combinados. Esto quiere decir que antes de iniciar cualquier tratamiento anticonceptivo, se debería consultar con un médico de cabecera o con un ginecólogo, sobre todo si existe historial familiar de problemas circulatorios, si se fuma o si hay sobrepeso.
También es importante estar informada sobre los síntomas de alerta que podrían indicar un evento trombótico, como dolor o hinchazón en una pierna, dolor torácico repentino, dificultad para respirar o tos con sangre. Ante cualquiera de estos signos, se debe buscar atención médica de forma urgente. Por otra parte, con el fin de evitar el riesgo de trombosis el cardiólogo recomienda que llevemos un estilo de vida saludable, que incluya mantener un peso adecuado, evitar el sedentarismo y dejar el tabaco. Ya no solo para reducir el riesgo de trombosis, sino como autocuidado de nuestro propio bienestar general y como medida preventiva y protectora de nuestra salud cardiovascular a largo plazo.
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