Del tiktoker rumano a Valencia

08 de mayo 2025 - 03:08

Activista universitario, ultra de fútbol y alentador de teorías conspirativas en redes sociales. Es George Simion, el hombre que ha conseguido ganar la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía, un país donde se anularon los últimos comicios por la demostrada injerencia rusa en el electorado a través de Tik Tok.

El panorama de este estado que busca una alternativa antisistema no es, en absoluto, una excentricidad aislada. Hay que prestar atención porque nos resulta todo cada vez más familiar. Crece el grupo de países amigos de Putin (y ahora también de Trump). Y también se generaliza el auge de las fuerzas populistas y el dilema de cómo afrontarlo.

Además de la victoria en Rumanía de un político que dice haber aprendido casi todo lo que sabe en las gradas del campo de fútbol, estos días se han sucedido varias noticias que confluyen en la misma encrucijada para europeístas y demócratas, en especial los conservadores del PPE. En Alemania, el recién investido Friedrich Merz –con suspense y debilidad parlamentaria– tiene que ver qué hace con la reciente declaración de los Servicios de Inteligencia de su país, que han señalado al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) como “amenaza para el orden democrático”, un paso previo a una posible ilegalización de la formación. Lo que pasa es que ese grupo político es en estos momentos líder de la oposición, con 10,3 millones de votos de respaldo. Su exclusión del juego democrático, que corresponde al Tribunal Constitucional pero tiene que ser pedida por el Gobierno o el Parlamento, podría ser interpretada por el 21% del electorado como un desacato a la soberanía popular. Y puede ser un detonante por el victimismo que acarrea.

Casi en paralelo, el Partido Popular Europeo se ha reunido en Valencia para ratificar a su actual presidente Manfred Weber, que se ha caracterizado estos años por mantener cierto coqueteo con las fuerzas ultras y antieuropeas con representación en Bruselas, incluidas las que amparan a los soberanistas de la AfD o los patriotas de Orbán, Le Pen y Vox. La fórmula Weber parece alejada de hipotéticos planteamientos de ilegalización o cordones sanitarios, sobre todo tras el discurso de Valencia –donde el PP gobierna con Vox–, en el que alertaba del auge de los populismos y proponía a los suyos la receta del pragmatismo: “Seguridad, prosperidad y democracia”.

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