“Los españoles ganamos a los nórdicos por goleada”

Arantxa Rufo | Escritora

ARANTXA RUFO.
Arantxa Rufo. / M. G.

Arantxa Rufo nació en Madrid en 1979 y reside en Tenerife desde 1980. Estudió Ingeniería Técnica de Sonido, aunque su carrera acabó derivando hacia el mundo de la informática y el diseño gráfico. Ha autopublicado cuatro novelas de género negro y ha participado en la antología de relatos Negro sobre rojo (2023) y Tenerife Noir (2024). Las tres muertes de Sarah Colbert (Duomo) es su primera novela con una editorial.

–Sarah Colbert, la protagonista, es una mujer que se ha tenido que ‘construir’ sola. ¿Cómo surge ese personaje?

–Igual que Sarah se ha construido sola en la historia, también se construyó un poco sola como personaje. Se ha ido construyendo a base de cabezazos, ha tenido una infancia dura y ha tenido que buscarse la vida. El personaje me obligaba a crear poniéndome en sus zapatos y decir, Bueno, con la vida que llevo detrás, ¿cómo me enfrento a esto? Es un personaje que se creó a sí mismo, tanto en la historia como literariamente hablando.

–La protagonista ‘carga’ con un duro pasado, marcado por el dolor y la pérdida de sus seres queridos. ¿Cómo la marca?

–Ella ha tenido un pasado bastante traumático. Cuando tenía 7 años, su padre asesinó a su madre y luego se suicidó. Desgraciadamente, eso que vemos demasiado a menudo en las noticias raras veces cuenta cómo afecta a los niños que sobreviven a esas situaciones. Además, pierde también a su hermana gemela años más tarde. Ella misma dice que se siente maldita. Creo que eso es algo que también muchos niños que pasan por experiencias de ese tipo sufren. Sarah lleva consigo esa sensación toda la vida, le afecta incluso hasta la edad adulta.

–¿Qué papel juega el sentimiento de culpa que domina a Sarah?

–Desde el momento en que ella empieza a sentirse maldita y asimilar que lo que ocurre es su culpa, transforma su forma de ver y de enfrentarse al mundo porque cree que no merece tener amigos, una relación, ser feliz ni, lo que es el quid de la cuestión, empezar de nuevo. Ella se va cargando a la espalda la culpa de todas las cosas que le han ocurrido y que la van anclando a un pasado traumático del que no se atreve o no se cree merecedora de desprenderse.

–¿Por qué eligió a una mujer como protagonista?

–No fue una decisión consciente. En mis novelas casi siempre suelo enfocar las historias desde varios puntos de vista porque me gusta ver cómo diferentes personas se enfrentan a los mismos hechos y cómo la historia de cada uno afecta a la hora de enfrentarse a la vida. La historia ya en mi cabeza nació con ella.

El género negro es el que mejor te permite adentrarte en la teoría psicológica sobre los personajes”

–La novela se desarrolla en un pueblo de Estados Unidos. ¿Qué le llevó a decantarse por esa localización? ¿Dificulta o facilita la escritura el tener un escenario tan remoto?

–Mientras estaba escribiendo otra novela necesitaba buscar una localización que cumpliera una serie de características: que fuera un pueblo pequeño, que tuviera un lago, montaña... Y como la historia se desarrollaba en Estados Unidos, encontré esta localización. Justo coincidió que ya tenía en mente la historia de Sarah Colbert. Me di cuenta de que era perfecto porque Las tres muertes de Sarah Colbert requiere un sitio que te ancle a tu pasado. Es mucho más fácil empezar de cero siendo una persona desconocida en una gran ciudad que en un pueblo pequeño en el que todo el mundo conoce tu historia. Eso tiene sus pros y sus contras. Por un lado, al estar en un sitio tan alejado me da ciertas licencias, aunque intento basarme mucho en la realidad; en cambio, la gente es más capaz de creerse lo que yo le diga. En contra, a lo mejor cuesta un poco identificarse con ese lugar. Pero es cierto que al ser un lugar tan pequeño y general, cualquiera puede entender lo que es ese sitio. En España hay miles de pueblos como ése en el que podría haberse localizado esta historia.

–¿Qué le ha hecho decantarse por el género negro para desarrollar su carrera como escritora?

–Casi que surgió solo. Yo leo de todo, pero a la hora de escribir, las primeras historias que me venían a la cabeza eran de género negro. A lo mejor un psicólogo podría analizar si es que tengo algún problema psicológico o ganas de matar a gente (risas)... Pero las novelas que me gustan son las que más permiten navegar por la personalidad humana, entender por qué una gente hace unas cosas, otras hacen otras, por qué unos son héroes, otros villanos, y generalmente todos nos movemos en medio y podemos decantarnos hacia uno de los extremos en cualquier momento. Me gusta esa dualidad del ser humano y creo que el género negro es el que mejor te permite adentrarte en esa teoría psicológica sobre los personajes y sobre el mundo.

–¿Qué le parece que el auge de este género en España? ¿Podría competir con los nórdicos?

–Sinceramente, no creo que podamos competir, creo que le ganamos por goleada. Lo único que nos falta es un poco más de marketing internacional, pero en España tenemos una cantidad de novelistas de género negro enorme, de gran calidad y con mucha más variedad, porque en el género nórdico, que me encanta, es todo muy parecido. Me parece que a nada que tuviéramos mejor marketing a la hora de vendernos fuera, que es algo que en España siempre nos falta, ganamos a los nórdicos sin ninguna duda.

–Es su primera novela con una gran editorial. ¿Es difícil abrirse un hueco en este mundo?

–Es muy difícil. La autopublicación me permitió pulirme como escritora, hacerme un nombre, teniendo mis lectores fijos y ganar confianza en mí misma. Los primeros pasos siempre son más inseguros, pero sí, es difícil porque hay muchísimos escritores y las editoriales buscan el gran éxito, que es lo normal, y están poco predispuestas a apostar por alguien que empieza de cero.

–¿Contempla algún otro género sobre el que escribir?

–Ahora mismo, a priori te diría que no, porque estoy muy metida en esto de los asesinatos literarios. Pero no te puedo decir que nunca voy a escribir en otro género porque es probable, conociendo cómo funciona mi cabeza, que algún día sí me dé por ahí.

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